Un objeto permeable es aquel que permite que pasen los liquidos de un lado a otro. Ahora, si queremos re dirigir este concepto a nuestra vida emocional, ser permebles sería algo asi como permitir que los sentimientos,  pensamientos, afectos de otras personas nos traspasen. Suena fácil en teoría, pero para poder lograrlo se necesita estar muy conectados y abiertos con las personas con las que queremos ser permeables. Si y digo bien, "queremos" porque para poder estar permeables se requiere un estado activo de nuestra parte: Una escucha atenta, libre de distracciones, en un lugar tranquilo e íntimo. 

¿Cómo saber si estoy siendo permeable con mi hijo? La mejor forma de comprobarlo es porque al estar permeables las cosas que a ellos les pasa " van a resonar" en nosotros, nos van producir algún determinado afecto; ya sea alegría, preocupación, rabia, impotencia, pena, etc.

Ahora hablemos de la empatía, ser empáticos consiste en palabras sencillas, en la capacidad de poder ponerse en el lugar del otro; es decir, poder "ponerme en sus zapatos" frente a determinada situación y así experimentar como podría estar sinténdose la otra persona. Un ejemplo típico de esto y que a todos  seguramente alguna vez nos ha pasado, es cuando vemos algún programa de televisión y terminamos llorando con el protagonista o renegando  junto a ellos por alguna escena en particular.

En que se diferencian la permeabilidad y la empatía? yo diría que es nuestro rol activo permeable, el que nos permite poder ser empáticos. 

Ahora juntemos la permeabilidad y la empatía y veamos como estas herramientas nos son útiles hoy, al inicio del año escolar. Este nuevo año escolar es un gran reto para todos: escolares, padres, maestros, etc; porque despues de dos años tratamos de volver a la vida "normal". Y digo tratamos porque todo vuelve muy rápido, todo y todos  tratamos de encajar en la antigua "normalidad" a como de lugar...y queremos que también ese drástico proceso de adaptación se dé en nuestros niños y adolescentes. Pero cuidado, porque volver a esa "normalidad" implica tambíen volver al bullying, volver a los problemas en clase, volver a las enfermedades típicas de la estación de frio, volver a ese ritmo alocado en el que solo nos vemos temprano por la mañana y luego por la noche para dormir....

Es por eso que es importante que podamos respirar un poco y tomarnos un tiempo para darles espacios de calidad a nuestros hijos, ser permeables en el día a día y muy empáticos con cada uno de sus logros y fracasos. Busquemos una hora del día para conversar o jugar (si son más pequeños), basta una salida para pasear al perro o ir juntos caminando a comprar el pan... todo espacio sirve!. Tratemos de resonar con cada una de sus vivencias y así podremos ayudarlos en este nuevo comienzo.

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